01 junio 2011

Viejas canciones para nuevos amaneceres: Los Pistones












Otro amanecer con una vieja canción.
Recuerdos equinociales que apuntan imágenes del pasado, los viejos tiempos ya no volverán pero nos quedan las canciones como pretexto.
Los días se alargan, lo que antes era madrugada de llovizna se ha transformado en luz que surge en el horizonte. Cada mañana el sol dispara sus rayos apuntando desde el cambio de rasante de la carretera, mi figura de mochilero pensativo se proyecta sobre el asfalto para trazar una mezcla de pistolero enjuto y David Carradine con las alforjas colgantes.
Un soniquete ronronea en mi cabeza mientras camino, ..."que el sol te de, de lleno en la cara al amanecer....", rutina actual de salida de hogar que veinte años atrás a las mismas horas eran rituales de regreso en amaneceres trasnochados.
La canción pretexto pertenece a Los Pistones, protagonistas de múltiples canciones de la imaginería de la movida en los 80. Su nombre parece en mecano formado por lo que ellos admiraban cuando empezaron, Sex Pistons y Los Ramones. Nueva ola española que evolucionó hacia nuevo rock americano.
Un día más subiré las persianas a mis cachorros al son de :

Que el día sea fugaz
que la noche sea eterna
que tu me puedas mirar
no hace falta que comprendas
Que el sol te dé
de lleno en la cara al amanecer
Que el sol te dé
que no te deslumbre
mil caras alrededor
y ni una conocida
caminar sobre las huellas
de otra gente que camina
De día estrella fugaz
que esta noche sea eterna
que tu me puedas mirar
no hace falta que comprendas
Que el sol te dé
de lleno en la cara al amanecer
Que el sol te dé
que no te deslumbre.
Que el sol te dé
de lleno en la cara al amanecer
Que el sol te dé
que no te deslumbre.

31 mayo 2011

Masked Marauders: fake joke



















"En un mundo de farsantes los Masked Marauders, benditos sean, son el artículo genuino...."
Los merodeadores enmascarados ocupan una página curiosa en la historia del rock. En tiempos con necesidad de nuevos mitos y supergrupos, momento de agotamiento de conceptos y transición a nuevos sonidos, Greil Marcus se permitió publicar una reseña en Rolling Stone de un doble Lp supuestamente grabado por Lennon, Jagger y Dylan producido por Al Kooper. Corría el otoño del año 1969 cuando con un seudónimo,T.M.Christian, publicaba el artículo sobre la grabación de la secreta reunión de los divos musicales. La noticia generó grandes demandas de un milagroso vinilo inexistente.
Me imagino una escena de final de verano ocioso en la redacción de la revista, tertulia alrededor de una botella de bourbon para inspirar algún sugestivo artículo, comentarios sobre el reciente bootleg aparecido de Dylan, licores y sudores horas más tarde dan lugar a la génesis de la ficticia jam session de los Beatles, Dylan y Jagger.
La inocentada , no desmentida inicialmente, obligó al crítico a buscar compañía y grupo para dar vida a las expectativas creadas para los mitómanos. Se contrató secretamente a una banda de Berkeley, Cleanliness and Godliness Skiffe Band, para grabar las canciones reseñadas. Después comenzaron a sonar los acordes de la reunión en las radios locales y posteriormente se pondría en el mercado en forma de disco que distribuyó una división fantasma de la Warner, una broma que llegaría a posicionarse en las listas y vender más de 100.000 vinilos.
El resultado suena a sesión sucia de bareto ahumado de versiones de clásicos de rock..


20 mayo 2011

Depor : Un cuento de fútbol
























El día 21 de mayo puede suponer un día de la marmota o un salto en el tiempo en la perspectiva futbolística coruñesa. En vez de producirse un aprendizaje para generar una experiencia mejor, nos vemos inmersos en una versión dramática de aquel sueño frustrado. Día oficial de revival músico futbolístico: Depor versus Valencia , nostalgia pelotera de un pasado glorioso que puede cerrarse para siempre.
El 14 de mayo del 94 se recuerda por el penalty que falló Djukic contra aquel equipo, narrado con maestría por Julio Llamazares en un cuento de fútbol .
Quiero suponer que aquella noche una negra sombra o una mano negra, gelatinosa como el petróleo que históricamente nos asola , entumeció la bota de nuestro "Yuca". Yo no pude ser testigo en la grada, tenía mis entradas ,pero la bufanda tejida por mi abuela quedó en casa aquella aciaga jornada en que despedía a mi padre.
La voz de la marea blanquiazul se apagó en un instante , de los cánticos de los Riazor Blues se pasó a un blues desgarrador. Finalizaba el primer capítulo de una serie que comenzaba aquel día con un piloto de suspense que daría lugar en los siguientes años a la generación de la marca Superdepor que hoy se resiste a salir de la parrilla de programación de primera a duras penas.
Hemos disfrutado en el templo de Riazor durante muchos años de los artistas más renombrados que han dejado lienzos de jogo bonito con rabonas, bicicletas o penaltys a lo panenka. Ahora nos quedan pintores de mono y brocha , currantes comprometidos que mañana saltarán al circo romano como gladiadores.
Esperemos que el día después los periódicos no vuelvan a la crónica negra y las esquelas como sucedió hace 17 años.
Flashbacks futbolísticos de mi pasado vienen a mi memoria:
La musicalidad con que los locutores de la telegaita bautizaron a situaciones balonpédicas: saques de curruncho o vestiarios...
La estrechez de la grada sin respaldo o las de pié del antiguo fondo de marathon, partidos de pinta en el Marvan o de tortilla en Teresa Herrera.
Los derbys con previa de playstation en mi primer apartamento con los amigotes, sonaba Blur en la intro mientras bajaban las estrellas.
Derrotas de futbolín en los domingos de playa y carrusel deportivo.
Esperemos que no sea un día de highway to hell sino más bien de la canción que pone la Juve cuando mete sus goles.....I will survive
"First I was afraid
I was petrified
Kept thinking I could never live.."













Enlace

15 mayo 2011

Alameda Street Beat



















Durante muchos años viví en un gran mole asentada en una encrucijada de caminos sin saber a que calle pertenecía. Mi portal y mi DNI indicaban un domicilio que no me causaba arraigo, años despúes hasta cambiaron la numeración del portal y del piso.
Residí en un edificio grande, mi habitación apuntaba al sur donde se situaba la entrada a una calle estrecha y sombría con la que me siento identificado por sus olores y recuerdos.
Frente a mi ventana se esbozaban las losas grisáceas ocupadas por peatones y vehículos que se arrimaban a las paredes de piedra moteados con la firma de las gaviotas.
La calleja sombría, bautizada Alameda, no tenía árboles. Leí alguna vez que era una zona de cuadras en el siglo pasado, por ello se recordaba como calle de Bestas.
En mi memoria presidía el acceso desde el norte el cuadro de perros jugando al poker de la antigua cafetería del hostal Maycar, en la esquina de acceso se confundían los olores de Varón Dandy y gomina de la vieja barbería vecina con el intenso aroma de las pastas recién hechas de la confitería Hildita, parada obligada los domingos para llevar a casa la bandeja con bombas, píos, ranas y petisús de chocolate.
Esta protagonista secundaria de los deambulantes del centro auna recuerdos de mi infancia como los vapores de la tintorería o el taller grasiento de neumáticos donde reparaba los pinchazos de la bicicleta.
Con los años pasó a ser punto de encuentro de retos iniciáticos de tabernas baratas que se esconden en las espaldas de los ejes del capitalismo coruñés. Unos días la Alameda marcaba el comienzo de ruta al salir del Enrique, otros etapas intermedia de avituallamiento como eje separador del centro y la ciudad vieja. Alternativas para regar el alma en locales añejos presididos por personajes singulares que albergaban historias labradas en sus hígados.
Gastrobarrio sin sofisticación, de tapa auténtica en barras pegajosas, en 50 metros se podía degustar el bistec de A Nova Pataca o la tortilla grasienta con pimiento de Manolo en el Villa de Cayón o los callos de Nina. Durante un tiempo hacíamos parada obligada en el Eiffel para alimentarnos de los ojos de una de las musas de las barras del barrio.
El tiempo ha ido cambiando este microcosmos, hemos pasado del choricito de la Vaca Sagrada o los sótanos del Parrús, templo del deportivismo glorioso, al maridaje de raciones con los mejores vinos con la reubicación de un local histórico como O Secreto.
Calle con jamonerías de referencia como el Pinar o Munín que fueron cerrando. Su espíritu lo hereda el viejo Caracas, antiguo templo de reunión nocturna de primeras aguas acompañadas de chipirones ,callos y ensaladilla a precios razonables, parada obligada de los olímpicos del vino peleón. El emporio de Boqueixón , Rosende y Couto , se cierra con el hostal Alameda, local residual que nos acogía en los domingos lluviosos que todo cerraba o los fines de año antes de cenar cuando todo cerraba.
Y pensar que todo esta literatura comenzó por un pedazo de empanada de xoubas del café Almeda....
Pongamos notas musicales a estos olores callejeros....


01 mayo 2011

Tengo una casa, tengo


















Domingo rural, momento de respiro para escuchar un haiku musical castizo. Microblues acústico para arrancar el día. Momento porrón para degustar el rock tabernero de los primeros Enemigos. El disco que vendían con caña y pincho de chorizo por mil pesetas. Puro Pubrock resacoso de Josele y Artemio. Ya el título del lp lo decía todo "ferpectamente"
Baby que es de noche ,sácate la faja vamos a ver vacas o a ver coches........

18 marzo 2011

memorias de celuloide












Noche de jueves de San Patricio.
Donde yo hace 30 años aguardaba ansioso una cola por el rito experiencial de dos horas mágicas de historias en imágenes, ahora me encuentro con una multitud dando cumplimiento al culto de las pintas negras de guinness.
Las viejas salas de cine que marcaron mi infancia, mi juventud y mis primeros pasos de errante solitario en la vida han ido cerrando. En su lugar encontramos gimnasios, centros comerciales, bingos o inmuebles vacíos. El paisaje urbano se transforma y nos deja huérfanos de nuestras fábricas de sueños.
Hace ya mucho tiempo que me despedí de los acomodadores, de los patios de butacas incómodas, de los telones y los viejos carteles que se convirtieron en camisetas.
Los videoclubs y las inhumanas multisalas con olor a palomitas han ido apagando aquellas experiencias de celuloide. Me quedan los esbozos de las edades perdidas que se funden en mosaicos de imágenes de una vida. Cine de parroquia, cine de colegio, cine de campamentos, cine de adolescencia gamberra de anfiteatro, cine de fumar a escondidas, cine de clases fumadas y tardes de cine de universidad.
Me gustaba escapar solo a aquellas películas diferentes en versión original, allí me sentaba temprano con un libro e imaginaba en los momentos de espera el guión de la vida de la gente que iba llegando. Descubrí la vida en los viejos cines de nombre casi perdido: Goya, Equitativa, Avenida, Valle Inclán, Chaplin, Riazor, Tom y Jerry o Coruña.
Películas como Cinema Paradiso o The last picture show reflejan escenas de los viejos escenarios de experiencias iniciáticas de los primeros besos escondidos y la magia de las vetustas películas antes de convertirse en parques de atracciones de efectos especiales.
En ciclos inclasificables, antes de apareciese internet, recibí el impacto del cine de Jim Jarmusch, Spike Lee, Zang Yimou, Lars Von Trier o el primer Coppola.
25 años atrás, todavía recuerdo una tarde lluviosa de desamores solitario. Perdido callejeando con un libro de Lovercraft en la mano, recuerdo la nebulosa de la vieja sala en los estertores del viejo Coruña, allí pasé tres horas mágicas viendo" érase una vez en América".
Noodles.... me resbalé




13 marzo 2011

The Silos : Melancolía quejumbrosa















Tarde de domingo de orballo.
Cae esa lluvia que tiñe el cielo de otoño. Constante e implacable cala al osado caminante, penetra en el cuerpo y llega hasta el alma.
Corazón latino y melancolía para el devenir de las horas grises. Las notas de The Silos me empapan canción a canción con quejidos melancólicos de viejo rock.
Walter Salas-Humara, artista de ascendencia cubana, desgrana con su grupo los estertores de la tarde con aullidos lujuriosos . 25 años de cult band, como en alguna publicación comentaban aglutinan la longevidad de Neil Young, la tensión nerviosa de los Television y la melodía de Cole Porter. Walter comenzó su camino con Bob Rupe, juntos generaron joyas de vinilo en las que se muestra el equilibrio de personalidades contrapuestas, torbellinos de música de cruce de culturas y autenticidad.
El gran éxito comercial nunca llegó, grabaron vinilos gloriosos como " about her steps", "Cuba" o " The Silos". En su momento fueron calificados como los más grandes por la crítica, etiquetados como banda de Nuevo rock americano, hermanados con REM, con ecos y reminiscencias de la Velvet , los Byrds, o the Band. Sus discos destilan sonidos puros e independientes que Walter califica como organic indie rock.
Walter sigue su camino como pintor de perros y músico. Artista inquieto y hábido de nuevas experiencias, es capaz de hermanarse con Jonathan Lethem, escritor de la Next Generation, y generar creaciones músico-conceptuales como el album "I´m not Jim" o preparar espectáculos con fusión de teatro, música y arte.
Frente al desengaño y la renuncia esta semana The Silos publican Florizona.
Empapado de su música , hoy comparto otro de mis grupos secretos: The Silos.